Una de las experiencias más valoradas por todos los médicos, es el realizar el ciclo de la etapa de destinación y formación (EDF). Entre los egresados de la escuela de Medicina es una de las alternativas que se considera año a año. Posee diversos desafíos para quienes optan por esta alternativa, sin embargo, el proceso de cooperar en diversos centros de salud y desarrollarse como médico de forma integral es uno de los aspectos que más motiva esta elección.
En este periodo de pandemia, le pedimos a una egresada de la Escuela, que nos contara su experiencia. La Dra. Pezoa, fue una de las egresadas que destacó como alumna, no solamente en lo técnico, sino también como persona y aquí su relato: “Hola, mi nombre es Valeria Pezoa, soy médico EDF egresada de la Universidad Finis Terrae. Llevo 3 años en esta hermosa etapa de ser general de zona, trabajando en un consultorio en Alto Hospicio en la región de Tarapacá y voy a contarles un poco sobre cómo ha sido mi experiencia en el contexto de esta pandemia.
Desde inicios de marzo junto con mis colegas iniciamos reuniones médicas diarias matutinas con conversatorios, en las cuales se tocaba el tema del coronavirus y cómo estaba siendo afrontado en otros países. Lo anterior con el objetivo de estar preparados y realizar protocolos, pensando en lo que sucedería una vez que llegase el SARS-Cov-2, tomando como ejemplo lo acontecido en Europa.
De estas reuniones salió como propuesta el dividir la atención de pacientes tanto en el área de APS como en nuestro servicio de urgencias en respiratorio y no respiratorio. Por diversos factores, tuvimos una retraso en la implementación de nuestra proposición, pero a pesar de eso, seguimos con la intención de ir un paso adelante. Por esto mismo es que nos organizamos entre nosotros para realizar educación sobre la pandemia a nuestra población en sala de espera, tanto de APS como de urgencias, además de las filas de vacunación contra la influenza, donde se encontraba nuestra población objetivo.
Para complementar lo mencionado, hicimos entrega de panfletos diseñados por nosotros mismos donde entregábamos información sobre la prevención y síntomas del virus. En controles de niño sano regalábamos termómetros digitales para el control de temperatura en domicilio.
Los primeros dos meses fueron intensos, iniciamos una nueva modalidad de turnos a la que no estábamos acostumbrados, además del aumento considerable de consultas médicas. No solo era la cantidad de pacientes lo que nos agotaba, sino la carga emocional… hubo momentos en que nuestra moral se nos venía abajo, trabajando horas extra, intentando a toda costa no contagiarnos y no caer en el burn out.
Conforme pasó el tiempo, se fueron implementando los protocolos que con anterioridad habíamos expuesto; se nos entregó una carpa de fuerzas armadas para dividir las atenciones, y se disminuyeron las prestaciones que no eran prioritarias (disminuyendo un poco nuestra carga laboral). Se inició un filtro en la entrada de nuestro centro, donde se encuentra un profesional de la salud que realiza un breve cuestionario al paciente y lo deriva al área de respiratorio o no respiratorio, logrando de esta forma mejorar el flujo de pacientes.
A pesar de todo, como trabajadora del área de la salud comparto la impotencia de muchos, sabemos que nos estamos enfrentando a una crisis nunca antes vista y que estamos frente a algo completamente nuevo como país, y que quizás nuestra reacción fue tardía.
No obstante, viendo en retrospectiva me siento muy orgullosa de mi equipo de trabajo, feliz de pertenecer a este gran grupo humano, no me queda más que agradecer a mis colegas (que más que eso se han convertido en amigos y familia) por su gran valentía y constante compromiso, por llegar día a día con la mejor disposición y dar la mejor atención posible a nuestros pacientes. Por el apoyo que nos hemos brindado cuando hay que cubrir un turno a pesar de que nos faltan energías.
A fin de cuentas, agradezco la oportunidad de ser médico EDF en esta región y en este contexto. Estamos viviendo y siendo parte de la historia de nuestro país y cuando sea mucho mayor podré decir; “yo estuve ahí, en uno de los extremos de mi país y pude ayudar junto a mis amigos”.
El relato de Valeria nos muestra claramente el gran esfuerzo que han dispuesto como equipo de salud en estos complejos momentos.
A la distancia apreciamos lo que ella y todo el equipo de salud ha realizado y logrado.