Gracias al trabajo coordinado de autoridades y estudiantes, la Escuela de Medicina de la Universidad Finis Terrae desarrolló el pasado 17 de abril la celebración de la Pascua de Resurrección en el Hospital San José de Melipilla.
La jornada marcó el retorno de la modalidad presencial de este festejo luego de más de dos años, debido a la pandemia por COVID-19 y permitió compartir con funcionarios y pacientes del recinto hospitalario -uno de los campos clínicos de la Escuela-, quienes recibieron huevitos de chocolate.
Catalina Varas, jefa de la vocalía de Acción Social del Centro de Estudiantes de Medicina (CEM), explica que se acercaron a la Escuela por intermedio de la EU. Marcela Salazar, directora de Vinculación y Campos Clínicos, quien gestionó toda la logística con un Hospital San José que los “recibió con los brazos abiertos”. Por su parte, los estudiantes avanzaron en la recolección de huevitos de pascua y también definieron el formato de la actividad.
“Por temas de aforos y logística, cerramos la inscripción en 40 estudiantes y una apoderada” comenta Catalina Varas, explicando que la jornada consistió incluyó convivencias y compartir con todos quienes estaban presentes en el Hospital, fueran pacientes adultos, niños, funcionarios y etc. “Llevamos bolsitas con chocolates, globos, pintacaritas, orejitas de conejo y toda la buena onda del mundo” indica.
“El retomar las actividades presenciales nos hace unirnos más como Escuela y también que estos proyectos generen un impacto muchísimo mayor” sostiene, destacando que “de las cosas más importantes en acción social no es dar donaciones, regalos o dinero, sino que es dar tiempo, sonrisas y apoyo”.
Catalina Varas señala que “hacer actividades de este estilo es fundamental para nuestra formación y nos ayuda como futuros médicos a aprender mejores maneras de relacionarnos con los pacientes de una forma más cercana. Crear conversaciones y acompañar al paciente fuera del marco de su enfermedad genera confianza y un lazo especial y, a medida que vamos avanzando en la carrera y aumentan nuestros conocimientos médicos, a veces se nos olvida lo que nos enseñaron y recalcaron tanto en primer y segundo año: el paciente no es una enfermedad, sino que es una persona, con familia, historia, penas y dolores. Aprender a escuchar y acompañar a los pacientes es de las cosas más importantes y difíciles de enseñar”.
Por último, asegura que “no hay que olvidar que Medicina, antes de ser una carrera ‘prestigiosa’ o ‘desafiante’, es una carrera de servicio. Es entregarse por la salud y bienestar de nuestros pacientes y considero clave en la formación de un médico de la U. Finis Terrae estas actividades, donde se recalca esto mismo”.