Con el objetivo de estudiar los niveles de efectividad de las vacunas, sobre todo tras la vacunación de refuerzo contra SARS-CoV-2, un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la U. Finis Terrae, en conjunto con Clínica Santa María, sugiere que niveles de anticuerpos neutralizantes se pierden más rápido en pacientes con obesidad.
Las personas con obesidad presentan una desregulación del sistema inmunológico, lo que determinaría un mayor riesgo de presentar no solo formas graves de COVID-19, sino también -como han demostrado diversos estudios- otras infecciones como influenza y hepatitis, además de menor efectividad de algunas vacunas para la influenza, rabia, tétanos, y hepatitis A y B.
En relación al SARS-CoV2, una revisión sistemática mostró que las personas con obesidad tienen un 46% más de riesgo de desarrollar la infección, 113% más de riesgo de hospitalización,74% más en ingreso a UCI y 48% más de riesgo de mortalidad.
Por ello, Clínica Santa María y Universidad Finis Terrae realizaron un estudio conjunto para determinar si existía una asociación entre la obesidad y una menor respuesta a la vacuna de COVID-19, medida por los anticuerpos neutralizantes contra esta enfermedad, tras la administración de la dosis de refuerzo. En pacientes con obesidad de coronavirus, algunos estudios han sugerido que existe una menor producción de anticuerpos neutralizantes tras la infección, en comparación con pacientes sin obesidad.
El análisis, realizado en enero de este año, consideró una muestra de 234 personas que tuvieran la tercera dosis en un periodo superior a 14 días y menor a 150, divididas en grupo normo peso -con Índice de Masa Corporal (IMC) de 18,5 a 24,9- y grupo obeso, con IMC igual o superior a 30, con igual proporción de hombres y mujeres, en el rango etario 35 a 60 años. Junto con ello, los candidatos no debían haber presentado COVID-19 12 meses previos, no tener enfermedades crónicas que alteraran la función del sistema inmunológico, y no estar en tratamiento con corticosteroides o terapia inmunosupresora en cualquier momento a partir de la tercera dosis.
El principal hallazgo del estudio fue que los anticuerpos específicos contra COVID-19 (neutralizantes o antiproteína spike) no muestran diferencias en sus valores promedio, lo que indica que la respuesta inmunogénica es igual en ambos grupos. Sin embargo, en el caso de las personas con obesidad, los niveles de anticuerpos comienzan a bajar de manera más precoz.
El análisis muestra que, aun cuando la mediana de los niveles de anticuerpos neutralizantes es similar entre los dos grupos, la pérdida de niveles de anticuerpos en el tiempo es más rápida en el grupo obeso respecto del grupo de peso normal, aproximadamente a partir del tercer mes posterior a la tercera inoculación.
El Dr. Tomás Regueira, director de postgrado de la Escuela de Medicina de la Universidad Finis Terrae y médico jefe de Unidades Críticas de Clínica Santa María, quien además lideró la investigación, destaca que los resultados son consistentes con el hecho de que la tercera ola, registrada en Chile a fines del 2021, “afectó en mayor medida a personas que se encontraban dentro de la población adulta mayor e inmunosuprimida, a diferencia de las olas anteriores, en que existió un mayor número de pacientes con obesidad hospitalizados y en UCI, etapa en que aún no se administraba dosis de refuerzo”.
“Esto es tremendamente positivo y confirma que el esquema de vacunación combinado y las dosis de refuerzo que nuestro país ha implementado han sido eficientes y adecuado, reduciendo los riesgos de cuadros graves de COVID-19 en toda la población”, agregó Regueira.
Por último, el estudio indica que el esquema de vacunación utilizado en Chile es adecuado y eficiente para población con obesidad, pero sugiere también que esta población podría requerir dosis de refuerzo de forma más precoz.